30 de julio de 2019

No existo

Construimos burbujas de fantasía. Al menos yo lo hago. La burbuja recubre esta existencia ilusoria que es la empiria de mi vida. Mi vida son estos estímulos, mi vida son estas vueltas por toboganes gigantes en mi cabeza. Son tubos cerrados de plástico grueso y estoy agradecido de que no tengan esos remaches metálicos que te golpeaban con patadas eléctricas. El grueso plástico no tiene la capacidad de traslucir como traslucían los toboganes de los peloteros, los extraño. No extraño los remaches esos, no. Los tubos son oscuros y vertiginosos, los de mi mente. Por ellos se conectan las experiencias, los estímulos, las sorpresas, los deseos. De chico era tan fácil envolverse en fantasía. Al mundo lo descubro de a poco pero el mundo de fantasía es completo desde el principio, es un mundo simple y satisfactorio en todo momento. Ya estoy grande y el mundo real es un poco más conocido pero es tanto lo que hay por conocer y tanto lo que estoy observando ya en él (una mísera fracción sobre un total perdido en el infinito). Nunca acepté despojarme del mundo de fantasía pero cada vez es más difícil cuidar que no se infecte con los miedos y resentimientos del mundo real. Ya no es un refugio. Aún es el único espacio en que ejerzo algún poder. Aún es un espacio por el que siento un amor sin límite. Hoy ese amor se siente infiltrado de añoranza y pena, no restringe la extensión de ese amor pero se extiende con él. Más amo, más añoranza y más pena. Se funden. Y esta experiencia de vida es solo mía pero al mismo tiempo no es. Nuestra realidad, nuestra existencia son nuestros actos y su repercusión. Nuestra realidad y nuestra experiencia son los estímulos y los eventos a nuestro alrededor que nos insuflan vida. Mis estímulos son insipientes, mis actos son intrascendentes. La fantasía languidece. Me he negado a dejarla esfumarse en el aire, la he querido proteger y preservar pero mis fuerzas para hacerlo son cada vez menores. A veces, algunos espasmos de euforia me hacen creer que dispongo de todo para salvar ese mundo y devolverle el esplendor que supo tener. En el mundo real no hay esas herramientas, mi cuerpo hoy es otro y no conoce las formas de las herramientas presentes.

Y lo voy a dejar ahí porque tengo que atender gente en el negocio

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