31 de marzo de 2017

Otro

Los golpes retruenan en la madera de la vieja casa. Una de tantas que aún no fue derribada. Ya olvidada es el lugar ideal. Marchan cargando con el menor de los cuidados a alguien más. Afinando el oído se puede distinguir, entre los golpes secos de la madera, el rechinar de las articulaciones, un silbido neumático. Fríos como ellos mismos arrojan a otra persona en la habitación abandonada. El cuerpo contraído se desploma como inerte pero pronto, al saberse liberado, comienza a convulsionar. Las extremidades encuentran asidero en el suelo y los muros, palpan, reconocen las superficies. La integridad mental dura poco. Aún más pronto los ojos registran y desgarran las cuerdas vocales. El cuerpo vuelve a contraerse pero es imposible escapar. Los fantasmas están por todos lados. Esa garganta ya no vibra, solo de muy cerca se percibe el soplido de una respiración. Pequeños espasmos evidencian el burdo intento de ese cerebro de reconocer la vida en el cuerpo. No volverá a comer, no volverá a beber, no volverá a defecar. Solo respira. Y ve. Y prefiere no ver.

Es crin

Son largas los caminos y grandes las ilusiones
Es gris el asfalto y pálida la fantasía
Y nuestros pasos son los de alguien más

Caminamos con las caritas iluminadas
Corremos ciegos a matar el tiempo
Lloramos las penas que no acontecen
aún

Siempre ocurre que lo vemos morir
Sin que aún haya nacido
Pero ya es nuestro padre


Quisiera poder
Quisiera poder ofrecerte
Quisiera poder ofrecerte los colores que tenés detrás

Es que no puedo dejar de verte

29 de marzo de 2017

Aquí tienen

Quieren que cante
y no quieren oír mi voz
Quieren que baile
pero este pie va acá
este otro va allá
Quieren saber lo que yo quiero
Quieren que haga lo que yo quiero
y no quieren que quiera esto
y no quieren que quiera aquello
Quieren verme a mí
pero que no sea yo
pero que no cante yo
pero que no baile yo
Quieren darme
y que no reciba yo
Quieren que dé
y no quieren recibir de mí
Quieren atajarme al vuelo entre sus palmas y que, al descubrirme, no sea yo
pero soy ustedes

14 de marzo de 2017

Soñó

El sueño llegó. Muchas noches pasaron en que el cuerpo se desactivaba y reactivaba como si la madrugada se omitiera o realmente no existiera. Pero una noche el sueño llegó y entonces durmió. Todo su cuerpo se distendió verdaderamente, no fue solo un parpadeo. Los ojos esta vez se agitaron.
Primero las escenas se aceleraban frente a él. Todo pasaba y solo observaba. Inadvertidamente se encontró contestando a las palabras de una mujer como él. Estaban yendo a algún lugar de la universidad, los salones los esperaban pero ella tomó otro camino y los corredores vacíos estuvieron repentinamente repletos de transeúntes. Todos le dirigían alguna palabra al pasar pero nada de lo que se hablaba era registrado por él.
Eran dos o eran tres, caminaron junto a él. Al salón no llegaba y la tarde ya era noche. Pero esos dos o tres estaban yendo a un bar y a un bar llegó él. Pedían cerveza y las pintas desfilaban delante suyo. Sabía que participaba de la ingesta pero no degustó la cerveza que bebió igual que ninguna de las palabras habladas se definía en sus oídos.
La tenue luz se volvió oscuridad y se supo solo. El recinto estaba vacío de mobiliario y de toda otra presencia. Pensó en las nubes y casi se convence de estar deambulando en ellas, pensó en perros y gatos y varios ejemplares de estos animales pasaron cerca suyo, pero jamás una luz irrumpió el aire negro que lo envolvía. Se agachó para mimar a las criaturas que ya no estaban allí. Se le antojo todo muy insatisfactorio. Pensó en su familia pero fue igual que con los cuadrúpedos, se presentaron inaccesiblemente.
La oscuridad se atenuó y un resplandor empalideció el ambiente. Sentía hambre y creía estar comiendo pero sus manos estaban junto a su cuerpo y su boca semiabierta no se movía. Todos sus músculos se mantenían quietos a la fuerza. Toda su fisiología estaba en huelga y cuánto lo rodeaba solo podía saberlo a sabiendas, nada percibía. Varios escenarios reemplazaron el vacío y él comprendía que su presencia era ajena a todos ellos.
Entonces un escenario fue la calle de asfalto, cualquier calle, todas las calles en un solo camino. Pero el camino estaba intersectado, en algún lugar ignoto se torcía y se cruzaba consigo mismo, continuaba y lejos donde no podía pensarse se volvía a dar la vuelta y así repetidas veces se cruzaba y todo esto podía saber él. Allí estaba y el día resplandecía con un intrusivo celeste repleto de pálidos puntos claramente distinguibles, entre dos intersecciones, con murallas alzándose a sendos lados suyos. Algunas personas lo visitaban y él comenzaba a deambular pero no se desplazaba. La gente se acercaba y se marchaba, variadas conversaciones se sucedían y se perdían en el olvido. Quizás sabía lo que decían, quizás sí era capaz de percibir todo su entorno con todos sus sentidos, pero insistía en probarse a sí mismo que los instantes previos habían ocurrido en verdad y fracasaba porque era incapaz de probarlo definitivamente.
La madrugada, como cada vez, concluyó. Un dispositivo comenzó a sonar insistente en una hora determinada. La respiración del hombre continuó, sonando pesada e imperturbable.

11 de marzo de 2017

Amigo

Los portones se abrieron y la muchachada entró. Los parlantes reproducían música grabada, los árboles encapotaban el camino de entrada, un asador hacía hamburguesas y un kioskito interno inyectaba alcohol en las venas de ese organismo vivo que se conoce como masa. Parte de esa masa fueron ellos. La banda toco y todos celebraron, porque todo encuentro social es una celebración y toda convocatoria lo es.
De esa multitud que exteriorizaba risas y burlas, mucha pena de cada vida se ocultaba. Muchos locos se habían expandido hoyos en el lobulo de sus orejas, algunos se habían cortado parte del cabello al ras y otros, hecho rastas en parte. La estética era algo que no importaba hasta que se resignificaba en esa forma que presentaba y entonces era así que sí importaba. Y detrás de esa nueva forma correcta se ocultaba la pena.
La pena por algunos aplazada. La pena por otros reprimida. La pena particular de cada uno, pena en todos pero ignota para todos los demás. Y una persona tan impertinente como para reventar y hacer supurar el dolor. Yo.
Tal capacidad de irrumpir con mi demanda egoísta, con mi reclamo desoído. Pero en el lugar justo, la rabia que provoca declama el dolor que se vela y me es revelado. Porque el equivocado en algo no lo está y no es tan errado creer que le hablaba a un amigo. Y pasada es la acción, el amigo existe aún y por siempre aunque sendas vidas continúen su discurrir por vías divergentes.
Quiero declarar que me verán retomar mis quehaceres, mis penares, mis reclamos, pero que ahí estaré constante receptivo de cualquier amigo, ese amigo, cada amigo porque a ellos debo mi vida, mi constitución, todo lo que de mi conocimiento es grato. Para enfrentar toda pena para la que mi presencia pueda servir de segunda, estoy. Y si has de caer, no tengas vergüenza, que caer, caen todos. Pero caer de a dos significa honra.

Amigo, no temas si estoy cerca.
Amigo, si temés, acercate.
Si algo puede irrumpir el discurrir de mi vida, es la tuya.

4 de marzo de 2017

En el umbral onírico

Los pensamientos se fragmentan en ese momento en que las horas de los días pasados se vuelcan sobre uno.
Uno. Uno es decir uno mismo. Uno suena como un individuo tan inocente. Uno se lava las manos así.
El trabajo diario se realiza, se cumple. El cuerpo pide atención y la mente pide distracción.
El cuerpo viene. La mente se va ¿Y cuándo se encuentran?
¿En esta hoja? ¿En esta web? ¿En estas manos? ¿En estos ojos?
?¿
Los pensamientos fragmentados, los ojos desviados. El detalle
Los detalles. La corrección. El desliz.
El olvido, el desliz, el error. No es igual equivocarse que cometer un desliz. El desliz en involuntariamente intencional. Es uno que quiere deslizar un mensaje que no quiere presentar en un texto puramente pretextual.
Uno, tan inocente. Uno mismo culpable. Culpable de olvidarse, culpable de no recordar. Que el alimento, que el dinero, que el maltrato.
Este texto, la vida. Que empieza sin idea y la idea se forma. Que empieza sin sentido y se vuelve genial. Y no hay manera, no hay ton ni son. Pero ya tiene caracter, ya tiene su propia gracia, estilo.
La puntuación excesiva, la puntuación obsesiva, la puntuación ya no importa punto
punto enter espacio otodoininterrumpidamentesobrecargadodeletrasindistintas

Por qué no se puede saber ¿Por qué no se puede saber? ¡Porque no se puede saber!

Escribí algo antes que alguien se afane el espacio. Escribo y escribí. Escribí y escribiré. Debería haberme dormido. Debería dormirme. Pero debo escribir antes que olvide, pero nada había para escribir. Entonces olvidar. Olvidar escribir. No olvidar algo que escribir. El ejercicio, la acción, el verbo. El verboide, la idea de acción, la pretensión.
La forma. Ausencia de predicado. Falta en tanto sujeto. Un parrafo, dos. Una oración y salto de línea: verso. Puntuación palabra puntuación: Diez puntos con el cero a la izquierda.
My own place, my secret place. Ese rincón que es mío, ese rincón que me pertenece a mí, ese rincón que es de quien soy yo ¿Quién soy yo? ¿A quién pertenece este rincón? ¿Qué es este rincón? Un puñado rebosado de palabras. Se escurren como gotas de mis dedos y no responden a mis ordenes.
Caen alborotadas y chapotean en el propio charco que forman y son lágrimas que forman un mar que es tan grande que abruma y marea y la bruma oculta mi chapuzón que soy yo cayendo en mi propio mar y solamente quiero llegar a la orilla para dejar de quebrar la eterna oración con conjunciones.
Y cerrar mis

Y cerrar mis ojos y sentir el cuerpo.
Qué irónico que irónicamente sea entonces.
Entonces sea que mi cuerpo y mi mente se encuentren.
Se encuentren cuando sueñan y se desencuentren.
Se desencuentren porque descanse uno y trabaje el otro.
Y despierte para ir a trabajar y se empiecen a separar.
Como mis ojos se separan de sueño, mi mente y mi cuerpo.
Y yo, uno, yo.

No hay más fuerza, la lapicera pesa, las teclas me oponen fuerza.
Pero ya voy a llegar.
Ya me voy a encontrar
Ya verán

1 de marzo de 2017

Otra vez

Otra vez entre ustedes
Otra vez y nunca supieron
Camino como dueño de todo
Y nada es mío
Aquí entre ustedes
Más evidente, más palpable
Pero nadie palpa, nadie ve

Dame lo que mierda tengas
Servime cuantiosamente
Vine temprano y temprano me iré
Pero horas pasarán
Esta mesa y estos bancos ahora son míos
No mezquino, sírvanse de mí
Seré el papel tapiz de algún chamuyo
U oyente de los chismorreos

Llegaron los jefes
Las motos aparcan como caballos
El salón abre sus puertas vaivén.
La música pesada y melódica estalla
La estridencia inunda la llegada
Las canillas pierden presión
Los barriles se cambian frenéticamente

Esta noche quizás sea mía
Otra vez estoy aquí al fin
Quizás de esta noche me adueñe
¿Cuánto tomé ya? O más bien
¿Qué tomé ya?
Comencemos la conquista

Jere, no
Del otro lado me dicen
¿Quiénes son? Nadie que yo sepa
Pronto retoman su chismorreo
Aunque relojean a mí
No me pierden de vista
Mejor, tendrán primera fila

Jere, no lo hagas
Alguien dice mientras sube mientras bajo
Todos me miran
Los corpulentos barbudos detienen sus risas
Los enfrento y hablan
No lo hagas
Pido en la barra un Jäger
Lo apuro y pido otro
Me lo sirven y demando la botella
Los gordos menean sus barbas
No las pelotas pienso

Termino la copita
Beso apasionado el pico
Mi nariz se frunce desde dentro
Mi lengua arde, mi garganta gruñe
Ladro a la noche
La botella vuela
Atino a la campana
Las luces se tiñen de rojo
La música suena profundamente
Sleeping Village

Todos se abalanzan sobre mí

Apocalipsis

Todos esperaban el apocalipsis. El apocalipsis nos esperaba. Recordamos anécdotas de nuestros abuelos sobre cuánto divertía fantasear con el levantamiento de los cadáveres. Era tan absurdo, reconocían. No había explicación que pudiera respaldar la posibilidad y finalmente nunca fue posible, nunca ocurrió. Pero el apocalipsis llegó, más insensato de lo que podrían haber imaginado.
La generación que nos precede comenzó a sentirlo. Nosotros nacimos sin distinguir cuánto de lo que sentíamos era parte del mundo que nos legaban y cuánto llegaba para destrozarlo. Comenzó, dicen, con planteos existencialistas masivos. Ya no era un fenómeno del que participaban algunos, todos comenzaban a reflexionar sobre su lugar en el mundo. El mundo se convirtió en una gran duda, el mundo fue tan relativizado que lo siguiente en sentirse fue la distorsión de las leyes naturales. Nadie puede precisar cuánto ocurre como se narra. Algunos aseguran que sus pasos no los empujaba del suelo sino que traían el suelo hacia ellos. El sol asomaba por el Este aunque ya no importaba qué punto cardinal era porque no se consentía que el Norte y el Sur fueran tales. El sol aún salía y no proyectaba luz, absorbía oscuridad.
No se sabe nada de los que se fugaron del planeta pero aquí en la tierra las cosas se pusieron graves pues hoy el apocalipsis no tienen carne ni estómago. Recuerdo el día. O la noche. La vez, perdón. Recuerdo la vez en que miré mis cuencas. No sentí ningún dolor, una leve y repugnante succión. No pude precisar, como nada podía precisarse en aquel entonces, qué parte de mi piel había dado paso a mi esqueleto. El mismo se había desconectado de todos mis nervios, los que ya eran inútiles para entonces. Muy consideradamente se dio la vuelta para ¿despedirse? tal vez, no puedo negarle el derecho al sentimentalismo a mi propio esqueleto.
Hoy las calles están llenas, todo el tiempo andan por las calles. No tienen problemas en hacer piruetas o trepar cualquier superficie. No podemos saber qué los impulsa pero no podemos negarles hacerlo si eso quieren. Es evidente que no quieren quedarse dentro de ningún hogar. Nosotros nos arrastramos con el poco control que queda en nuestros músculos, el poco control que nos queda para con nuestra realidad.
Conversamos reunidos en casas a las que llegamos trabajosamente, conversamos y reflexionamos sobre los últimos sucesos. Nos planteamos la posibilidad de que el sol haya sido robado por algún otro ente espacial. El cielo permanece inalterablemente negro con vetas de luz. La atmósfera se ilumina con una luz que alguna vez habría revuelto las tripas de cualquiera pero que hoy no puede más que ser tolerada pues no tenemos opción. El mundo ahora es así. Y lo hablamos, porque solo así podemos seguir aferrados a él. Sospechamos que la Tierra va a la deriva cósmica y no nos importa. Aún nos asusta más que puede haber si renunciamos a este mundo.

Más allá de la pared del desvelo

Los garabatos como llamas consumen las hojas en blanco. Las venas se ahorcan con cada frenético movimiento que persigue una idea como a fueg...