31 de julio de 2019

Existo

He sido un casanova desde muy temprano. Allá por los años de tercer grado de la primaria le pedí a mi mamá que comprara una vincha para una compañera mía. Ella recibió el regalo en clase de computación creo. Un par de años más tarde me desvivía por otra compañera pero a una tercera le declaré lo que sentía. Viajando un fin de semana con un grupo de amigos de mis padres conocí a la hija de uno de ellos, ella gustaba de mí y me pidió que fuéramos amigovios, le dije que no. La vi de grande y me volvía loco lo hermosa que la veía ahora pero a ella no le interesaba, ni me registraba. Me enamoré por chat, la vi una vez a esa chica, tardé mucho pero le besé, después me enteré que le interesaba más el amigo que nos presentó. Me puse de novio con una chica que me hablaba de que no habría presiones la dejé un par de meses después, un catorce de febrero. Debuté con una chica que me hablaba insistentemente, no mantuve el contacto porque no me había gustado tanto. Chateé con otra chica que se interesaba en mis textos, le besé y nos pusimos de novixs. Se fue un mes y volvió ¿Distante? Más tarde me pidió que habláramos. No lo toleré más, fui inmediatamente hasta su puerta (allá por el parque centenario). Que ella había salido, decía por el portero su hermana, que la espero decía yo. Ella salió del interior y hablamos, pronto le estaba gritando, terminé ahí la relación que sabía que terminaría. No le dejé que habláramos. Mi siguiente noviazgo lo resumiré como una maravilla de crisis nerviosas, las mías por supuesto. Ella se la pasaba mal y a mí me mataba la culpa y no importaba lo que tratara de decirle para animarla, ella estaba siempre mal. En el medio de casa de sus padres, una medianoche discutíamos y yo gritaba, creo que aullaba ¿Qué pasaba por mi cabeza? No creo que importe, la estaba dejando pero hizo falta que lo dijera ella. Una noche por las calles no sé por qué me detuve con un grupo de gente que no entendía que hacían en una esquina tan apartada, no sé cómo me detuve entre ellos ni cómo sostuve dialogo con una chica en ese grupo. Cuando la reunión se trasladó a un bar, yo les seguí. Ella fue más tarde al baño y sí, yo la seguí. Ella no quería, a mí me parecía que se divertía, no sé cuánto ocurrió esa vez. La historia sigue por las redes sociales porque la contacté y por algún motivo me pareció simpático enviarle un video porno que me recordó a ella, me desentendí de su desagrado. Así y todo tuve una oportunidad más de estar de novio, con otra chica por supuesto. Nos peleamos, sí, después de que yo gritara una mañana en su casa y me fuera hecho una fiera, ella vivía sola y me siguió queriendo detenerme. Pero me volví a juntar con ella y aproveché una maravillosa oportunidad de mudarme para sorprenderla con la idea de que ya estaba todo listo para que fuéramos juntos, no sé si tuvo tiempo a decidirlo ¿Hubieron gritos en "nuestra" casa? Sí, parece que el dpto estaba bastante insonorizado porque nadie se enteró. Pero la relación se terminó cuando volvíamos de lejos en auto por la noche y yo le grité, grité todo el viaje y ella estaba aterrada. Cuando llegamos al barrio me dijo que se iba. Usé los insultos que no uso nunca esa noche, se los dirigí, me dio tres cachetadas y solamente con la tercera dejé de hablar. Llevé las cosas adentro del dpto y me fui. Volví a habitar ese dpto la semana siguiente, cuando ella se había terminado de ir.

Mis maneras han ido cambiando ¿Mis motivaciones? no creo ¿Mis gritos? seguramente siguen agazapados ahí.
Moraleja: aléjense.

Para reafirmar la moraleja les transcribo una respuesta que recibí de una chica a quien quise invitar a conocernos:
hubo un mal entendido, te confundi con otro jere
escuche un par de cosas respecto a ti y la verdad te voy a pedir que no me vuelvas a hablar
esto te va a pasar siempre, por consecuencia a tus acciones. deja de buscar victimas de tu violencia. ni me gasto en escracharte virtualmente, pero por lo bajo se habla y las pibas sabemos quien es quien y que hizo que. te dejamos en soledad, acompañado de tu mano y con tu carga de consciencia que seguro debe pesar mas que tus bolas llenas de leche.
 

30 de julio de 2019

No existo

Construimos burbujas de fantasía. Al menos yo lo hago. La burbuja recubre esta existencia ilusoria que es la empiria de mi vida. Mi vida son estos estímulos, mi vida son estas vueltas por toboganes gigantes en mi cabeza. Son tubos cerrados de plástico grueso y estoy agradecido de que no tengan esos remaches metálicos que te golpeaban con patadas eléctricas. El grueso plástico no tiene la capacidad de traslucir como traslucían los toboganes de los peloteros, los extraño. No extraño los remaches esos, no. Los tubos son oscuros y vertiginosos, los de mi mente. Por ellos se conectan las experiencias, los estímulos, las sorpresas, los deseos. De chico era tan fácil envolverse en fantasía. Al mundo lo descubro de a poco pero el mundo de fantasía es completo desde el principio, es un mundo simple y satisfactorio en todo momento. Ya estoy grande y el mundo real es un poco más conocido pero es tanto lo que hay por conocer y tanto lo que estoy observando ya en él (una mísera fracción sobre un total perdido en el infinito). Nunca acepté despojarme del mundo de fantasía pero cada vez es más difícil cuidar que no se infecte con los miedos y resentimientos del mundo real. Ya no es un refugio. Aún es el único espacio en que ejerzo algún poder. Aún es un espacio por el que siento un amor sin límite. Hoy ese amor se siente infiltrado de añoranza y pena, no restringe la extensión de ese amor pero se extiende con él. Más amo, más añoranza y más pena. Se funden. Y esta experiencia de vida es solo mía pero al mismo tiempo no es. Nuestra realidad, nuestra existencia son nuestros actos y su repercusión. Nuestra realidad y nuestra experiencia son los estímulos y los eventos a nuestro alrededor que nos insuflan vida. Mis estímulos son insipientes, mis actos son intrascendentes. La fantasía languidece. Me he negado a dejarla esfumarse en el aire, la he querido proteger y preservar pero mis fuerzas para hacerlo son cada vez menores. A veces, algunos espasmos de euforia me hacen creer que dispongo de todo para salvar ese mundo y devolverle el esplendor que supo tener. En el mundo real no hay esas herramientas, mi cuerpo hoy es otro y no conoce las formas de las herramientas presentes.

Y lo voy a dejar ahí porque tengo que atender gente en el negocio

27 de julio de 2019

Arde

Arde
La lluvia de abril
nunca llegó
La helada de marzo
puso énfasis
al ardor
Junio pasó inadvertido
largo y vacío
soportando los besos de las llamas
Y todavía arde

Llegué a creer
lo que arde es la pasión
pero ese es otro calor
un abrazo firme
un estallido de salida en cada paso
No entendía
que no fuera
¿Si no, qué será?

Arde
Como si el fuego desgarrara
pero con sus patas traseras
como si el fuego cavara con sus patas
y en mi carne se arraigue
Una grande es la excepción
que no hay fuego
y todavía arde

Corrosivo
Persistente
Arde
Se hincha
Se reseca
Arde

Será alguna exigencia de más
Alguna caída impercibida
Algún encuentro con la firme
seca y persistente tierra
Alguna ocasión
que tragara inadvertido
un puñado de polvo
alzado por la fricción
partículas que se desprenden
como de mi carne

Tal vez me habite una intrusión
anidando en mi fértil carne
Tal vez ya no haya distinción
entre el intruso y yo
O acaso el aire viciado
me habla distinto
espera una respuesta
que ya no sé dar
Al frío del invierno no lo entiendo
esta calentura no se amilana
¿cómo sacarme la carne que arde?

10 de julio de 2019

Me hablo a mí mismo

Nada nuevo bajo el sol
Las nubes son las mismas
Las gotas que ruedan
Las ruedas que rugen

El aire zumba de información
Encriptados, paquetes de datos
Saltos magnéticos de antena en antena
Y tu blog reposa en silencio

Nada nuevo bajo las nubes
El aire zumba de información
Mi cabeza rezuma habladurías
Vos no te parás ni un segundo en el ventanal

Mate, mi compañerx, mate
Mate las ganas y el placer
Mate que me asquea
Mate para mí y otra vez vengo yo
¿es que no estás tomando vos?

Son estallidos de entusiasmo
Son exabruptos
Encontré mi voz pero no era una voz
Solamente una nota para una sílaba
Las palabras aún en vilo

Te espero
Estúpidamente te espero
Demoro mis pensamientos con más pensamientos
Te extraño aunque no haya nada que extrañar
Todavía nada hay nuevo bajo el sol

1 de julio de 2019

Mea culpa

Mi espalda cede por un momento pero siento la curva peligrosa que describe mi columna y la endereso pronto. Los escombros de los edificios yacen por todos lados y yo respiro lentamente. Algunas alimañas, perdón, criaturas se remueven entre los despojos y levantan polvo. El frío viento trae la mugre a mi nariz y amenaza con llenar mis pulmones de estas secas partículas. Siento que el frío cala mis huesos. Siento cómo la saliva espesa rezuma por debajo de mi lengua. Vuelvo a enderezar la espalda, reclino la cabeza para que repose sobre mi columna aunque pronto pierdo esa postura. Mi estómago se tensa de nuevo o quizás son músculos a su alrededor que tratan de prevenir que ruja de nuevo, que se coma a sí mismo. Unas lágrimas asoman de mis párpados, solamente estarán hasta que olvide que tengo hambre, la última vez tardé dos horas, quizás esta vez lo olvide antes. Se cumple una semana desde que se acabó el mundo. Oigo un gruñido y siento los escombros desprenderse y rodar. Un escalofrío hace cosquilla debajo de mi nuca, una electricidad recorre la piel de mis brazos. Siento el gruñido a centímetros de mi oreja, solo se interrumpe para aspirar mi olor. Mi ceño se ciñe aún más, siento los músculos de mi cara tan duros que solamente temo que se me partan o queden así petrificados. Aprieto mis dientes con una peligrosa fuerza pero no me preocupa tanto perder la dentadura ya. Mi torso arde e incandece y mis brazos lanzan chispas a la atmósfera. El animal a mis espaldas gime y huye. Una semana nada más desde aquel berrinche. Creo que no puedo ofrecer mejor justicia al mundo que mi muerte por inanición.

14 de mayo de 2019

Una promesa

Llega a la plaza y se detiene tras un árbol. Ella ya está aquí y él aprovecha un momento para observarla. Ve cómo repiquetea el suelo con los pies nerviosos. Es temprano y ambos han llegado antes de la hora acordada. Se acerca mirando alrededor de forma casual. Ella le saluda rebosante de alegría porque realmente estaba esperando encontrarle. Le rasca la nuca y él se recuesta a sus pies. El sol calienta la plaza tan agradablemente que podrían dormirse con el arrullo del sol.

8 de mayo de 2019

Zombie

La imagen de la dejadez es recurrente. La vida es una lucha por ser, por existir o por encontrar evidencia de que somos parte del mundo que nos rodea. Algunos abandonan esa lucha. Acaso encuentran lo abrumador que es el mundo. Algunos se abandonan al mundo, son arrastrados, son llevados. Los destinos son tan diversos que uno puede temerse los peores destinos para estas personas, los hay peores que la muerte. Por mucho que temamos en nuestra observación, es innegable que otros se dejan arrastrar por la corriente de eventos y encuentran buenos puertos, lugares que les contienen, amor. Acostumbramos pensar en estos términos, somos protagonistas de esta historia, actores de nuestras acciones, objeto de las acciones de los demás y de todo lo que sucede. Es raro sentirse abandonado por uno mismo. Quizás la recurrencia de palabras confunda. No hablo de lo que se diría al hablar de dejadez. Cuando uno observa a otro "dejarse", lo piensa a él dueño de esa acción, actor de su abandono. Digo que es raro abandonarse y quedarse abandonado, dejarse y quedarse dejado. Mi yo actor y dueño de sus actos no está aquí, aquí está mi yo objeto de su propio abandono. Aquí tratando de dar sentido a un mundo abundante y hermoso pero cruel y frío. El sentido nunca va a llegar. Hace tiempo se sabe que no hay un sentido propio al mundo sino que el sentido es algo que elaboramos nosotros y por él nos guiamos. Hoy ningún modelo de sentido me sirve de guía. Soy capaz de elaborarlos con hermosas florituras pero no hay un lugar en que quepa mi ser dentro de esos sentidos. Amo hasta que entiendo que no hay vínculo con el objeto de mi amor, recuerden, soy objeto yo también. Odio hasta que entiendo que no hay vínculo con el objeto de mi odio, recuerden, soy objeto yo también. Deseo un mejor mañana hasta que entiendo que yo no soy parte de ese mañana, no soy sujeto, no tengo la potestad de apropiar nada. Lloraría pero luego entiendo que no soy quien para llorar, entonces me interrumpo, atajo la lágrima y relajo la garganta. Apurar el fin de esta historia sería maravilloso pero no me pertenece.
Es que me abandoné, no estoy aquí. Una broma habla de que, llegado el apocalipsis zombie de nuestras fantasías, no estaríamos luchando por la supervivencia como fantaseamos sino que estaríamos arrastrándonos para comernos a nuestros seres queridos.
Sospecho, porque no estoy aquí presente para comprobarlo, que en algún momento me cansé de mí. Habré visto algo impropio en este ser material y he soltado esta vida. Aquí estoy ahora siendo brazos y vísceras, un embrollo de pensamientos y sentimientos caóticos. Allí en algún otro lugar estoy yo, o quien debí haber sido, allí estoy con toda mi grandeza y la maravilla hermosa del ser que debí ser. Qué bien que se haya ido, aquí seguramente se hubiera entristecido o enfurecido, todas esas cosas que casi siento yo hasta que entiendo que no soy. Lamento que ustedes se perdieran tan maravilloso ser, lo hubieran amado o lo hubieran odiado, hubieran sabido que hacer con él.

Más allá de la pared del desvelo

Los garabatos como llamas consumen las hojas en blanco. Las venas se ahorcan con cada frenético movimiento que persigue una idea como a fueg...