1 de mayo de 2010

El Último Viaje

Otro cuento, mi segundo cuento, inspirado ahora en la canción "Encapuchados" de Bersuit Vergarabat


Termina una sangrienta guerra. No puede dejar ese cuerpo tirado, mucho menos después de todo lo que sacrificó ese sujeto por él. Decide llevarlo hasta el pueblo más cercano. Aún no tiene idea de que hacer con el cuerpo pero se siente en deuda ¿Cuánto queda por caminar?
Está arrastrando ese saco de carne medio apoyado en su espalda, empieza a oler mal pero eso sólo le recuerda a quien le debe la vida. El sobreviviente oye el ruido de agua fluyendo, una oportunidad de humedecer su garganta. El sonido aumenta pero el trecho que lo separa del arroyo parece ser eterno.
Para no sufrir la ansiedad, entretiene su mente recordando por cuanto pasó en estos últimos días. Hace una semana que acabó la guerra, él y su amigo eran los únicos que se salvaron. Hace cinco días, él es el único vivo.
Siente el agotamiento y el arroyo parece no asomar aunque el sonido del agua intenta limpiar su mente.
Hace cuatro días tuvo que huir de una manada de lobos. Cuando dejaron de perseguirles, sus piernas estaban como gelatinas. Ayer tuvo que rodar por una colina. No miraba hacia atrás, caminaba y caminaba. Algo le decía que faltaba poco para que el camino termine.
Los árboles se separan y se deja apreciar los destellos de luz que refleja el agua cristalina. Se dispone a tomarla apoyando el cuerpo de su amigo a un costado. Cuando sus dedos tocan el agua, siente que no tiene control sobre su cuerpo. Mira hacia un lado y ve que el muerto es arrastrado por la corriente. No aguanta más el peso de su propio cuerpo. Se deja caer y, sin saber por qué, sonríe.
Hasta aquí llegó, el camino terminó.

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