Como un
puching-ball péndulo que sólo vuelve, como un martillo de plomo, golpea mi cabeza la hoja rayada. Hinchada con la sangre de incontables pensamientos se manchan los renglones. Solamente entonces, ahí cuando la mente está saturada, solamente con violencia puede ser comenzada la escritura de esta página.
Nadie es tan considerado conmigo como yo mismo
, porque yo. Es que yo tomo en serio todos mis pensamientos, tan en serio que soy completamente capaz de aceptarlos inválidos. Digo más, todos llegan a ser inválidos. Es tal mi compromiso con ellos que descubro la relatividad según la cual es innegable la validez de cada pensamiento. Así es que, yo, que tengo un mínimo de componente material en mi existencia, soy ambos válido e inválido en
el aspecto abstracto lo abstracto de mi ser. Entendiendo que los opuestos se anulan, soy nada. Y comprendiendo que el universo es un absoluto equilibrio de opuestos, soy la pura expresión del Todo. Ustedes disculpen si creen que no marco diferencias pero en verdad dudo que todo esto no pueda aplicarse a ustedes, sólo necesitan quererlo.
No lo quieran.
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